Nueva temporada del Ecomensajero en la que hablamos de alimentos poco saludables y de las relaciones entre pacifismo y ecologismo
Sin duda que nuestro ecomensajero ha vuelto con las pilas cargadas tras el verano. Arrancamos nueva temporada con Pedro Burruezo hablando de tres noticias que, ciertamente, no son Noticias Positivas, pero sí muy necesarias si queremos avanzar hacia nuevos modelos más ecológicos, sostenibles y respetuosos con las personas y con nuestra casa común.
En primer lugar, hemos analizado la noticia de que una empresa alimentaria francesa ha presentado una solicitud a la Comisión Europea para la aprobación de foie gras cultivado, a partir de células de pato. Se trata de una de las cinco solicitudes que esta empresa, Gourmey, especializada en carne cultivada, ha presentado en todo el mundo: Singapur, Estados Unidos, Reino Unido, Suiza y la Unión Europea. Hablamos de carne artificial o, como dice Burruezo, de “carne frankenstein”. Que no es nada recomendable, por mucho que nos la quieran meter por los ojos últimamente.
Otra noticia de la que se hace eco el boletín de la Asociación Vida Sana es el aumento del consumo de gazpacho y salmorejo. En teoría debería ser una buena noticia, ya que hablamos de dos recetas típicas de la gastronomía peninsular altamente saludables. El problema es que este incremento del consumo se está produciendo en las versiones procesadas de estos productos. Y que, lamentablemente, no son tan sanas.
También comentamos la última campaña de Justicia Alimentaria, que se hace eco del estudio de la revista francesa “60 Millions de Consommateurs” publicado en marzo de 2024. Según el mismo, la mayoría de ensaladas en bolsa contiene residuos de pesticidas. Tras analizar 26 marcas de ensaladas en bolsa, tan solo 5 referencias estaban libres de contaminación.
Más allá de este repaso a algunas de las noticias del boletín del Ecomensajero Digital, también hemos aprovechado este rato de conversación para disertar sobre las relaciones entre el movimiento ecologista y el pacifismo. Porque ambos nacen, sin duda, de un mismo tronco común que tiene que ver con unos determinados valores y principios. Remarcar los mismos de vez en cuando no viene nada mal en estos tiempos tan líquidos en los que nada parece tener verdadero sentido y profundidad.
