Emprendedores sin dinero pero con grandes ideas: este es el perfil de personas con las que trabaja Incubadora Con Valores

No siempre el emprendedor es esa persona que posee cualidades y habilidades que le permiten identificar oportunidades de negocio, asumir riesgos y tomar decisiones estratégicas. Muchas veces quien emprende no lo hace por vocación sino por necesidad, ya que se encuentra en una situación complicada y aún sin recursos económicos y jugándose sus últimas cartas, se lanza a emprender.

El emprendimiento se ha convertido en una opción cada vez más popular para aquellos que buscan crear su propio camino laboral. El Informe 2021-2022 del Observatorio de Emprendimiento de España (RED GEM) apunta que el perfil del emprendedor español posee un rango etario de 35 a 54 años y tiene un nivel educativo medio o superior y formación específica para iniciar el negocio y gestionar su empresa. 

Sin embargo, cuando la necesidad aprieta y los recursos son limitados, muchas personas, muy alejadas del citado perfil, se ven obligadas a ser creativas para sobrevivir. En lugar de esperar a que llegue una oportunidad laboral o un golpe de suerte, se arman de valor y emprenden en la búsqueda de sus propios medios de vida.

A menudo, estos emprendimientos surgen de las habilidades y talentos que ya poseen, y pueden ir desde ideas de pequeños negocios locales hasta proyectos innovadores que buscan solucionar problemas sociales y ambientales.

Emprender no es fácil y en medio de este proceso el miedo al fracaso es un sentimiento que puede afectar a cualquier emprendedor, independientemente de su situación financiera. Sin embargo, para aquellos que emprenden sin recursos, este miedo puede ser aún más abrumador. La falta de recursos financieros y de formación puede hacer que el emprendedor se sienta más vulnerable ante el fracaso, ya que no cuenta con las herramientas para amortiguar el golpe.

Debido a esto es muy importante crear comunidad. Melquiades Lozano, cofundador de Incubadora Con Valores, dice que en su organización no solo ofrecen formación, mentorización y coaching a los emprendedores que se inscriben en sus ediciones, sino que se crean vínculos muy fuertes entre emprendedores y mentores. “Formamos una familia Con Valores” dice él.

A pesar de las dificultades que enfrentan, este grupo de emprendedores que no responden al típico perfil demuestran que la falta de recursos no es un impedimento para crear un futuro mejor para ellos mismos y sus comunidades.

Los emprendimientos de Francisco Blanco y Karla Fiol son dos ejemplos de cómo se puede emprender sin dinero pero con ideas.

Hongares

“El racismo inmobiliario es una realidad que vivimos día a día” dice Francisco Blanco, fundador y propietario de Hongares, quien ha sufrido en carne propia las dificultades de acceder a una vivienda. La poca oferta existente, la subida de precios, requisitos inalcanzables como disponer de nóminas muy elevadas, altas fianzas, seguros de impago y otros, son las barreras a las que se enfrenta la sociedad en general cuando busca alquilar una vivienda. Esta situación se agrava aún más cuando se está en la condición de migrante.

A pesar de que una persona no puede ser discriminada por razón de origen, ya que es un derecho reconocido en la Constitución española, el racismo inmobiliario existe y es camuflado todos los días.

Blanco migró desde Nicaragua hace seis años atrás con el sueño de mejorar la calidad de vida de su familia. Estuvo un tiempo trabajando en una empresa inmobiliaria donde aprendió las fortalezas y debilidades del sector y pudo constatar los obstáculos que se le ponen a los migrantes al momento de otorgarles un alquiler. A partir de ese momento decidió hacer algo para resolver este problema.

Hongares busca apoyar a las familias de migrantes de Valencia que tienen dificultad en el acceso a la vivienda. Parte de su trabajo consiste en derribar los prejuicios de los propietarios que derivan en desconfianza al momento de alquilar sus propiedades a personas no españolas.

“Mi emprendimiento nace en Incubadora Con Valores, yo tenía la idea de lo que quería hacer y en la Incubadora me dieron las herramientas que necesitaba para lanzar mi negocio” dice Francisco.

Tentempiés dulces

Karla Fiol es venezolana; llegó a España hace cinco años. Es arquitecta, sin embargo, ante la imposibilidad de homologar su título académico y la necesidad de trabajar sin dejar a su pequeña hija, comenzó a elaborar postres y tartas desde su casa.

La tradición la había heredado de su madre y este era el momento de emprender en esto que siempre le había gustado y que le daría la posibilidad de cuidar de su hija y subsistir. Su emprendimiento comenzó con cero inversión ya que cocinaba con lo que tenía en su hogar.

Luego de un tiempo ingresó al programa de incubación de Incubadora Con Valores y Tentempiés dulces, su emprendimiento, despegó. Actualmente, aún no le es posible mantener a su familia con su emprendimiento, pero sí le permite tener ganancias y cubrir varios gastos familiares.

Este 25 de febrero se cerrarán las inscripciones para participar en la décimo segunda edición presencial de Incubadora Con Valores que se llevará a cabo en Valencia, la cual dará inicio el 25 de marzo. Esta organización está dedicada a ayudar a colectivos vulnerables en riesgo de exclusión a crear sus propios medios de vida a través de formación y mentorización.

A la fecha han realizado ocho ediciones presenciales y tres digitales con las que se ha logrado incubar de manera totalmente gratuita a 972 personas de 24 países. Todo ello gracias al compromiso solidario de 1076 voluntarios de todo el mundo que son profesionales de alto nivel y que han sido atraídos para ayudar a los emprendedores que están viviendo situaciones complicadas.

Más info: Artículo cortesía de Incubadora Con Valores