El padre nuestro original es puro himno ecologista

Autor: Luis Miguel Domínguez Mencía, naturalista y ecologista español y director de series de televisión sobre naturaleza.
Como parte esencial de mi básico y formativo ciclo de orientalismo africanista cultural y filosófico y la creciente atracción que siento por la cultura árabe, me apunté hace ya más de un año a uno de los maravillosos cursos de lengua árabe que se imparten en la Casa Árabe de Madrid. Durante estos meses de formación, he tenido la gran suerte de contar como mi maestro con Hassan Darkal, filólogo sirio, de grandes dotes pedagógicas, así como excelente persona. Apasionado por su lengua como pocos, no se me ocurre imaginar mejor maestro para alguien como yo, pues no solo es la sintaxis y el manejo más o menos ágil de las 28 letras del alifato (alfabeto árabe), así como el conocimiento profundo de las reglas y normas gramaticales, lo que Hassan nos enseña en clase, si no que, al ser un verdadero investigador de los orígenes de su lengua madre en ocasiones, acude al persa o al arameo, como lenguas que se encuentran en los pilares mismos de la lengua árabe.
Así es como fascinado ante materia tan poderosa, acabé recalando, en los escritos y análisis lingüistas pertinentes a cerca de la figura de Jesús de Nazaret, constatando que la verdadera lengua en la que se comunicaba era el arameo, idioma prácticamente muerto que solo se habla a día de hoy, según me ha transmitido Hassan, en algunas pequeñas y antiguas aldeas de su país como Maalula (o Ma’loula), a una hora al norte de Damasco junto con las aldeas cercanas de Bakh’a y Jubb’adin. Estas tres localidades son los últimos lugares en el mundo donde se habla una variante del arameo similar al idioma en el que Jesús impartió su dogma, el caso es que intereses idiomáticos aparte, lo que principalmente quiero resaltar aquí, es que aunque ya es sobradamente sabido que La Biblia es un libro traducido y filtrado, y de algún modo interpretado, y por ello no siempre acorde a las verdaderas palabras del mesías, como cualquier lector avezado captará al leer la traducción del arameo original del Padre Nuestro, al castellano, directamente y sin pasar por el sistema de filtros impuesto por el Vaticano. Seguidamente, adjunto dicho texto donde para empezar Dios parece tener ambos sexos, lo cual tiene toda la lógica: Padre-Madre, Respiración de la Vida ¡Fuente del sonido, Acción sin palabras, Creador del Cosmos!, mientras, por otro lado, el mensaje de respeto hacia la naturaleza, así como nuestra estrecha pertenencia a ella, queda real y nítidamente recogido en los siguientes párrafos, resaltados en negrita.
Haz brillar tu luz dentro de nosotros, entre nosotros y fuera de nosotros, para que podamos hacerla útil.
Ayúdanos a seguir nuestro camino respirando tan sólo el sentimiento que emana de Ti.
Que nuestro Yo, en el mismo paso, pueda estar con el Tuyo, para que caminemos como Reyes y Reinas con todas las otras criaturas. Concretamente en este punto de tan bella narración, es donde el ecologismo centrado en la defensa de la biodiversidad, encuentra en este Padre Nuestro originario, creado y transmitido en arameo la fortaleza que lleva precisando durante años, para conseguir la firme protección de todas las especies de nuestra fauna ”las otras criaturas” ya que es difícil imaginar tan tranquilos a los mismos asesinos de lobos rezar dicha oración, antes de echarse al monte a descargar a balazos su odio hacia el cánido silvestre, criatura respetable y simbólica, que nos acompaña, con todo su derecho, en nuestra ruta por el mundo y por la vida. Sigue rezando esta oración panteísta y ecosistémica:
Que tu deseo y el nuestro, sean uno sólo, en toda la Luz, así como en todas las formas, en toda existencia individual, así como en todas las comunidades.
Haznos sentir el alma de la Tierra dentro de nosotros, pues, de esta forma, sentiremos la Sabiduría que existe en todo. Y continua la plegaria con una súplica que parece invitar al decrecimiento que tantos consideran hoy la salvación de nuestro mundo:
No permitas que la superficialidad y la apariencia de las cosas del mundo nos engañen, y nos libere de todo aquello que impide nuestro crecimiento.
En fin yo ya he sembrado la semilla y ahora lo que quisiera es que los lectores tomen buena nota, discerniendo entre lo que Jesús quiso decirnos y lo que finalmente nos llegó después de siglos de manipulación e intencionalidad, borrando del mensaje el más mínimo aroma ecologista por parte de la iglesia católica.
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Desde Noticias Positivas agradecemos este artículo a Luis Miguel Domínguez Mencía, que tanto nos ha enseñado sobre naturaleza, y al que además admiramos por su labor en colectivos como Lobo Marley. Texto que nos ha llegado a través de Lucila Rodríguez-Alarcón, de Fundación porCausa.