Las mujeres del sector fundacional reflexionan sobre el papel femenino de la filantropía
La Asociación Española de Fundaciones (AEF) celebró el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, sumándose al reconocimiento de los derechos conquistados por las mujeres en todos los ámbitos. Para ello ha organizado la charla Mujeres, filantropía y fundaciones con Salomé Abril-Martorell, patrona de la Fundación Museo Thyssen-Bornemisza, Blanca Gómez, patrona de la Fundación Exit, de la Fundación Tomillo y de la Fundación Somos F5 y María Jesús Magro, directora de la Fundación PONS que han conversado con la moderación de Joana Bonet, periodista de La Vanguardia.
El acto se ha abierto con las palabras de Javier Nadal, presidente de la AEF, que se ha referido a la encuesta realizada por la asociación entre patronas y directivas de las fundaciones asociadas y ha anunciado que la AEF va a abordar su plan de igualdad para que pueda servir también de inspiración a otras fundaciones.
“La igualdad es el quinto objetivo de la Agenda 2030. Es un acelerador de progreso y bienestar para todo el mundo”, ha asegurado Bonet. “Las fundaciones tienen una enorme capacidad de influencia y han de aprovecharla en pos de la igualdad. Los cambios a mejor los estamos viendo pero no hay que darlos por hecho”.
“Cuanto más pequeña es una fundación, más presencia de mujeres en todos los niveles hay”, ha dicho Gómez. “Pero cuanto más grande, menos mujeres encontramos, especialmente, en los puestos directivos”.
La desigualdad en los órganos directivos y ejecutivos se concreta en el sector fundacional particularmente en los patronatos, que son un órgano crucial para la gobernanza de las fundaciones. Según los datos del Protectorado estatal de Fundaciones, si en 2008, el 67% de los patronos eran hombres y el 32% mujeres, en 2020 esa cifra fue de 70,6% hombres y 29,4% mujeres, de lo que se deduce que ha habido un retroceso en la paridad.
“Mi experiencia personal es que las mujeres en los patronatos nos implicamos y participamos más, planteamos más cuestiones y hacemos más propuestas”, ha dicho Abril-Martorell. “En el caso de la F. Thyssen, el patronato es un poco especial porque es pequeño, tiene 12 miembros y una total paridad”.
Para Magro, existe mucho tópico respecto a qué pueden aportar las mujeres en un patronato o en cualquier otro puesto en una fundación. “Esos tópicos nos hacen mucho daño y creo que hay que hablar más de las competencias de cada uno, sea hombre o mujer. ¿Qué podemos aportar las mujeres? Pues depende de la persona, no del sexo”.
Respecto a la necesidad de referentes femeninos en la sociedad y, en concreto, en el sector fundacional, las ponentes han coincidido en señalar la influencia que han tenido muchas mujeres en sus carreras.
Ana Sendagorta, presidenta del patronato de la F. Pablo Horstmann, creada para ayudar a jóvenes de zonas rurales africanas, Francesca Thyssen-Bornemisza, patrona de la F. Colección Thyssen-Bornemisza, a la que acaba de donar una importante obra de arte y promotora de jóvenes artistas, Carmen García de Andrés, presidenta de la F. Tomillo y Mar Cogoyos, directora general de AESLEME y ejemplo de vida y de superación pese a su lesión medular, han sido algunos de los nombres de mujeres inspiradoras que han surgido en la conversación.
“Lo que hace falta también es que las mujeres nos creamos todo lo que podemos alcanzar”, ha advertido Gómez. “Muchas veces somos nosotras mismas las que nos autolimitamos en nuestros objetivos. En muchas escuelas de negocio se trabaja ya con el tema de la autoconfianza que es una cualidad que todas las mujeres deberíamos tener”.
En relación a la captación de talento para al sector fundacional, Gómez, experta en recursos humanos, ha asegurado que el sector fundacional “está cambiando y hay mayor permeabilidad del mundo de la empresa. Sería bueno un plan profesional para mantener el talento”.
En la conversación también se han mencionado los problemas derivados de la conciliación del trabajo con la vida personal. “En el periodismo es imposible. Constantemente me encuentro con mujeres que han tenido que renunciar a tener hijos o si los tenían a no poder progresar en su trabajo porque llevar a cabo ambas cosas es imposible”, ha contado Bonet. “De unos años a ahora, la situación ha cambiado mucho para mejor en el sector fundacional pero la verdad es que hemos tenido que hacer malabares para trabajar y cuidar de nuestros hijos. Yo personalmente me he perdido muchas cosas y a veces no sé si ha valido la pena”, ha concluido Abril-Martorell.
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