El Reloj Climático nos llama a actuar de forma urgente contra el calentamiento global

Según el consenso científico, debemos reducir a la mitad las emisiones globales antes del 2030 si queremos tener al menos un 50% de posibilidades de mantenernos por debajo del umbral de seguridad de 1,5 grados del Acuerdo de París. Ya nos quedan menos de seis años para lograr este objetivo, cuestión que el pasado sábado se encargó de recordarnos el Reloj Climático, una iniciativa internacional de científicos y activistas que quisieron llamar la atención proyectando esta cuenta atrás sobre el El Cristo Redentor de Río de Janeiro, probablemente el monumento más icónico de Brasil.

En declaraciones recogidas por la Agencia EFE, Natalie Unterstell, presidenta del Instituto Talanoa, responsable de traer el reloj a Brasil, afirmó: “Debemos tomar medidas para reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero a cero lo más rápido posible. El tiempo se acorta, mientras que los impactos climáticos son cada vez más fuertes”.

“Contar con menos de seis años para reducir las emisiones de carbono a la mitad muestra la urgencia con la que tenemos que actuar. No hay tiempo que perder con promesas vagas y falsas soluciones”, añadió Unterstell.

Medidas para afrontar la emergencia climática

Afortunadamente, la humanidad cuenta con una detallada hoja de ruta para hacer frente al cambio climático gracias a los informes elaborados por el IPCC y por muchas otras instancias y organismos del clima. Este consenso científico aconseja la rápida puesta en marcha de un conjunto de actuaciones que afectan a prácticamente todos los sectores y ámbitos de la sociedad. Vamos a destacar algunas de las principales:

—Abandono de los combustibles fósiles, sustituidos por un mix energético basado en las energías renovables. Así como la mejora de las tecnologías de almacenamiento y eficiencia energética.

—Promoción de medios de transporte bajos en carbono, por ejemplo vehículos eléctricos alimentados por renovables. En los sectores más difíciles de electrificar, habrá que desarrollar otras alternativas como el hidrógeno y los biocombustibles sostenibles. En todo caso, deben priorizarse las alternativas de transporte público y de movilidad activa (bicicleta, ir a pie, etc.) frente al vehículo privado.

—Desarrollo de sistemas urbanos bajos en emisiones y cada vez más resilientes. Que aboguen por una modernización de los edificios e infraestructuras existentes bajo criterios bioclimáticos. Criterios que igualmente deberán guiar las nuevas construcciones. También será fundamental la renaturalización de las ciudades, cuestión en la que se está incidiendo especialmente tras el acuerdo de la COP 15 de Montreal sobre BioDiversidad.

—Conservación de los ecosistemas, que son fundamentales para capturar carbono, como sucede con nuestros mares, turberas, humedales, manglares y mosques. En todo caso, es vital conservar entre el 30% y el 50% de las zonas terrestres, de agua dulce y oceánicas.

—Cambio en nuestras dietas, en las que los vegetales, y no la carne, deberán ser la base de la alimentación. Sustitución de la agroindustria intensiva y basada en sustancias petroquímicas artificiales por modelos extensivos, orgánicos y sostenibles.

—Refuerzo de los programas de salud pública debido al esperable aumento de enfermedades sensibles al clima o a la aparición de nuevas pandemias. También habrá que mejorar los sistemas de salud públicas y de respuesta antes situaciones extremas, como olas de calor o inundaciones.

—Habrá que desarrollar igualmente sistemas de alerta temprana, planes de contingencia eficaces frente a situaciones de emergencia y, por supuesto, fomentar la educación ambiental.

Para más información, echa un vistazo a la web del IPCC, el panel internacional de científicos de las Naciones Unidas expertos en cambio climático

Imagen: Extraída de un vídeo de Agencia EFE.